Entrevista publicada en Invertia – El Español para la periodista María Vega con fotografías de Sara Fernández.
Almudena López del Pozo es consejera delegada de Pymar, la sociedad del sector de los astilleros en la que se sientan las empresas privadas con la Administración central y autonómica.
En un momento clave para esta industria que trabaja en diseñar el PERTE Naval (Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica) con el que el sector acometerá un gran proceso de transformación con el que contribuirá a la autonomía estratégica de la Unión Europea, López del Pozo analiza los retos y oportunidades para las empresas y el modelo de cooperación público privada.
¿Cuál es el peso de la industria naval en España?
Es una industria que genera 7.700 millones de euros de impacto en la economía y trabajo para 70.000 familias. El 85% de lo que construimos lo exportamos porque España es competitiva en segmentos y nichos de mercado en los que hay un elevado valor añadido.
Es una industria con un muy alto componente tecnológico. En el buque se incorporan sistemas que hacen la explotación sostenible y eso hace que los armadores recurran a nosotros para construir buques que operan en zonas de valor ecológico. Estamos en posiciones muy altas en los ránkings internacionales tanto a nivel europeo, como a nivel mundial.
Con los fondos europeos, se habla mucho de la colaboración público privada, ¿Pymar es un ejemplo de cómo puede articularse?
Es nuestra esencia y lo que llevamos haciendo años. Pymar es una Sociedad Anónima que está integrada por todos los astilleros. Pero en la medida que es órgano de gestión del sector, está sentada la Administración. No solo la central, también las autonómicas. Esto nos ha ayudado a salvar entre todos situaciones como la que vivimos en el pasado con el tax lease. Ahora, también es algo que nos resulta familiar con los PERTE para transformar el sector.
Más allá de esa colaboración, nosotros emitimos garantías para la construcción naval. En España no había una banca de shipping y se necesitaba alguien con el conocimiento necesario. Tenemos rating BBB+ de Fitch con el que emitimos garantías y acompañamos a los bancos. Somos un buen ejemplo de colaboración público privada.
¿Por qué es importante que el sector público impulse y apoye a este sector?
Es fundamental para mantener la autonomía estratégica de esta industria que es emblemática en este país, es 100% española. En la pandemia se puso de manifiesto la importancia de mantener cierta industria estratégica. El respaldo del sector público es imprescindible para seguir construyendo barcos y hacerlo al nivel que lo hacemos. Se conoce poco, pero tiene muchísimo mérito que los astilleros integrados en Pymar entreguen los barcos que entregan, que son referencia constructiva a nivel internacional y en segmentos en los que somos muy potentes.
¿Cómo lo hará con el PERTE Naval?
El nivel de tecnología es muy alto y para poder competir tenemos que transformarnos para que los procesos sean lo más innovadores posibles. Competimos en un mercado global en el que muchos no utilizan las mismas normas de competencia. Además, vivimos situaciones cambiantes y desafiantes: cuando no es una pandemia, es una guerra, o una rotura de la cadena de suministro… Para poder ser competitivo necesitas fortalecerte.
Cuando pensamos en cómo debe ser la transformación de la industria naval, surgen tres ejes con uno común del PERTE Naval. Es imprescindible digitalizarse, apostar por la sostenibilidad -cosa que llevamos muchos años haciendo- y hay una oportunidad de diversificación hacia las energías renovables marinas que puede ser el futuro de mucha industria de este país. Además, hay un eje transversal de formación y capacitación.
Pero más allá de los ejes, la bondad del PERTE está en cómo está enfocado. Para que sea transformador debemos implicar a toda la cadena de valor. Cuando eres una industria de síntesis, es necesario que se transformen todos porque si lo hacen los astilleros privados, pero no la industria que colabora con ellos, tenemos un problema. La esencia del PERTE es colaborativa, integradora, es la clave para afrontar el futuro con éxito.
La autonomía estratégica es una prioridad a nivel europeo. ¿Es una oportunidad para el sector naval español?
Sin lugar a dudas. Una de las componentes más importantes es la diversificación hacia las renovables marinas para conseguir un modelo que integre las capacidades de la industria naval con la de las renovables y poder hacer un proyecto país.
Si se consigue hacer el primer parque eólico y exportar la capacidad que podemos tener en términos de integración y de ensamblaje al extranjero, es magnífico. Permitiría a España dar un paso más en renovables, en industria. Es una oportunidad de oro.
¿Nos puede dar más detalles sobre el posicionamiento de la eólica marina?
Es la mayor oportunidad. Tenemos 7.200 kilómetros de costa, una geografía inmejorable, buen viento, buena batimetría, astilleros que tienen la ubicación y el know how para fabricar soluciones para eólica marina y flotante, tecnología, empresas de amarre… Lo tenemos todo. Somos desarrolladores líderes, los puertos que no están preparados, se están preparando para ello y contamos con una cadena de renovables que funcionaba. Es el futuro no solo de la industria naval, el futuro de la industria de este país pasa por entrar en el mundo renovable.
¿Es un PERTE clave para la cohesión territorial?
Los astilleros privados -que no son solo de construcción, sino que también son de reparación y transformación- están en Galicia, Cantabria, Asturias, País Vasco y Canarias y hay algo también en Baleares. El impacto que tiene el sector naval en esos territorios es elevadísimo en términos sociales, de empleo y económicos.
¿En qué punto estamos en digitalización?
Nos queda camino por recorrer y es difícil porque cuando tienes 16 centros de decisión, que son los astilleros integrados en Pymar, cada uno parte de una situación diferente. Hacer una digitalización común es un reto. Sin perder la perspectiva que hay empresas de la cadena de valor y para que esto funcione bien, tiene que ser consistente y coherente. Tenemos un gran reto y Pymar puede hacer un gran papel.
En sostenibilidad, la industria afronta grandes retos con la normativa europea que obliga a que cada vez los buques sean más sostenibles…
Es un camino en el que ya hay mucho recorrido. Los buques que se están entregando y construyendo en España son absolutamente punteros, pero hay retos. Un ejemplo es la tecnología del hidrógeno. Una de las líneas en las que se trabaja en el PERTE es que pueda utilizarse para la propulsión de un buque. Otra es la eficiencia energética en los astilleros.
Cuando se anunciaron los fondos NGEU se generó expectación pero, la tardanza en arrancar, ha generado cierto hastío. ¿Cómo está en este sentido la industria naval?
Puede haber un mal enfoque. A veces se espera que los PERTE sean una pócima mágica para resolver las angustias del día a día y no. Son una manera de sembrar para el futuro, de abrir el futuro.
Estamos contentos, ilusionados, el tiempo se está utilizando para definir proyectos y trabajar colaborativamente porque son instrumentos complejos, ya que son ambiciosos y transformadores. Hay ilusión y expectativas de ser capaces de responder a esa responsabilidad que tenemos para un proyecto como este que solo 11 sectores pueden tener.
¿Qué horizonte temporal debemos tener en mente?
Nosotros pensamos en proyectos que se van a desarrollar de aquí a 2026.
Estamos en un momento complejo para la economía y hace falta inversión privada. ¿Es un hándicap?
El momento económico es complicado, pero para poder ser competitivos a nivel internacional -y si encima vienen mal dadas-, es más importante que avancemos y nos transformemos. El escenario puede ser una oportunidad. Es tan importante tener independencia energética que tenemos un campo muy importante de desarrollo económico para nosotros.
También se han sufrido retrasos por los problemas de la cadena de suministro y el coste de la energía. ¿Cómo les ha afectado?
Ha tenido repercusión. Cuando un astillero se compromete con un armador necesita suministros y ha habido retrasos, escasez de materiales… Ha tenido impacto en los astilleros. Y también el coste de la energía, pero es transversal, afecta a todos los sectores.
¿Nos puede ofrecer datos que ilustren la situación del sector?
En términos de cartera, tenemos 51 buques por importe de 1.800 millones de euros y 13,6 millones de hora de trabajo. La mayoría de los astilleros cuentan con carga acumulada hasta finales de 2023 e incluso 2024. Galicia tiene 12 buques en cartera, Asturias 24, País Vasco 15. Los de Canarias son de transformación y reparación.
Para 2022, a cierre de primer trimestre ya hay 11 nuevos buques contratados. Es un buen dato, pero estamos notando ralentización en el cierre de los contratos por la incertidumbre.
Competitividad, para ello, en el capital humano, retos. Especialización
Es un tema capital. Hay escasez de personal en determinados gremios y es algo que arrastramos desde hace mucho tiempo. El papel de la FP dual es vital y más allá de eso creo que tenemos un problema mayor de atracción de talento diverso.
Debemos apostar por la formación de nuevos perfiles y por las competencias digitales. Dentro del PERTE cualquier empresa que se beneficie de financiación o ayuda es imprescindible que presente un plan de formación o capacitación.
Y en materia de igualdad, ¿falta incorporar mujeres en todos los niveles?
Sí, estamos teniendo un problema para atraer talento joven y diverso. No estamos sabiendo contar lo atractivo y apasionante que resulta este sector.